Paula es la fundadora de The Singular Olivia, una marca de productos de belleza, maquillaje y cosméticos a base de ingredientes naturales fabricados en España.
Es el extralujo: queremos que el momentito que saques para ti en el día a día merezca la pena y quieras repetir.
The Singular Olivia nació como un homenaje y, en poco tiempo, se convirtió en una marca de referencia.
Hablamos con Paula, su fundadora, de los orígenes del proyecto, de las principales barreras que se ha encontrado a la hora de emprender y de cómo ha evolucionado The Singular Olivia desde sus orígenes hasta ahora.
Entrevista a Paula, fundadora de The Singular Olivia
Paula, ¿qué es The Singular Olivia?
The Singular Olivia es una tienda online que vende autoestima, momentos para estar con uno mismo, experiencias olfativas y cosméticas, y todo a base de ingredientes naturales, con el máximo respeto por el medio ambiente, la calidad de los productos… Es el extralujo: queremos que el momentito que saques para ti en el día a día merezca la pena y quieras repetir.
¿Cómo nació la idea?
Tiene un origen un poco triste: viene de un momento que todos podemos vivir en la vida, que en mi caso fue el fallecimiento de mi padre. Él falleció de manera repentina, con 48 años. Tenía el sueño de hacer una marca de jabones y, cuando llegué a su fábrica, me encontré todo lo que él había trabajado: sus fórmulas, sus jabones, sus libros… Ahí me di cuenta de que había un proyecto que no había sido escuchado.
Así que, a modo de homenaje y también de supervivencia –porque mi familia quedó en un momento muy complicado después de fallecer mi padre–, me replanteé la vida: cogí sus jabones, abrí un blog y empecé a venderlos, sin página web y sin nada, de manera muy rudimentaria. Pero eran tan buenos que la gente repitió, repitió… hasta que en muy pocos meses se me acabó todo el jabón que tenía hecho mi padre (que era una barbaridad).
Me encerré a pasar el duelo y a estudiar sus fórmulas, a ver cómo podía sacar el proyecto adelante: contactar con sus proveedores, con la gente que le compraba, tomar las notas de la calidad de las materias primas… Y cogí el proyecto desde cero, sin él, pero intentando sacarlo adelante como un homenaje.
La cosa fue creciendo e hice muchos jabones para regalos de bodas, que me sirvieron para aprender a formular y ser rápida y más flexible en lo que aplica a las fórmulas normales: si tenía que poner agua de lluvia para una fórmula, la ponía; si tenía que hornear canela para que oliese más, la horneaba; si tenía que hacer un hidrolato, lo hacía… Llevaba también mucho de ‘cocina’ la formulación de esos jabones que yo hacía.
Aquello fue un mega máster para ponerme hoy en día a formular con laboratorios profesionales y con más capacidad, que son los que fabrican para nosotros en grandes cantidades.
¿De qué año estamos hablando?
Mi padre falleció hace 13 años, en unos meses nada más fallecer empecé con el blog y la tienda online la lancé hace 9 años.
Tú vienes del mundo de la comunicación, así que la transformación profesional que este proyecto ha supuesto para ti es radical…
Ni siquiera había terminado mis estudios cuando empecé con todo esto. Supuso una sorpresa total para mí: no fue vocacional ni aspiracional, sino algo que me encontré. He intentado siempre hacerlo lo mejor posible, pero sin saber muy bien dónde me iba a llevar.
Es cierto que mi padre siempre trabajó en un laboratorio y tuvo su laboratorio propio, así que en mi casa era normal tener aceites esenciales, vitamina C pura para las mascarillas de mi madre… o que, si te ponías malo, te dieras baños de eucalipto para soltar la mucosidad y respirar mejor. Para mí eso era tan común como coger la toalla al salir de la bañera, así que no me planteé en ningún momento que fuera tan especial o que me llegase a servir profesionalmente.
Por eso creo que The Singular Olivia es, de algún modo, un homenaje a mi infancia, a todas aquellas cosas que, sin que se les diera importancia, mis padres me fueron enseñando y que me permiten tener una tienda online, vivir en una ciudad de provincias y vender a toda la península e incluso tener puntos de venta en Europa de los productos que hago.
¿En qué países europeos están presentes tus velas y jabones?
En Grecia, Lituania, Alemania (Berlín) y, fuera de Europa, en Argentina.
En todo este tiempo, con un impresionante crecimiento de tu marca, ¿has notado algún punto de inflexión?
Me han ido pasando muchísimas cosas en el momento en el que me tenían que pasar. No lo llamaría suerte, porque trabajo un montón: si existe la suerte, tengo muchos ‘chiquipuntos’ para que me toque. Pero sí que he estado en el momento justo en el lugar adecuado.
Por ejemplo, cuando me decidí a emprender, hubo un gran empuje por las historias bonitas y de superación: sin tener ningún contacto en prensa, yo estaba ahí y mi proyecto tenía repercusión en medios. He tenido el favor de gente que ha confiado en mí para contar la historia y divulgarla.
Cuando en 2008 estábamos viviendo una gran crisis y necesitamos historias que nos ayuden a mirar más allá del momento ‘negro’, yo monté un proyecto desde cero.
Cuando empezó la revolución de las madres emprendedoras, justo yo tuve un niño y viví ese reto de compaginar maternidad, trabajo y vida personal. Y lo conté tal cual, con naturalidad, así que llegó y me ayudó a dar un nuevo salto.
Y ahora, diez días antes de decretarse el estado de alarma por la COVID-19, yo entregué las llaves de mi tienda física, yendo bien, porque iba a ser madre otra vez y quería plantearme la empresa de otra manera, apostar más por producto propio…
Esta pandemia ha afectado al olfato de toda la población que lo ha pasado, ha supuesto unas limitaciones que no permitían mostrar mi producto…
¿Cómo podía enseñar yo las velas, mostrar a qué huelen, si todo el mundo llevaba mascarilla? Mi mundo empresarial, a nivel retail físico, se hundió y aún, por muchos esfuerzos que ponga el comercio, sigue sin acercarse a la experiencia olfativa que requieren mis velas.
Por eso es para mí mucho más fácil poner todos mis esfuerzos en el canal online y tratar de transmitir la experiencia a través de las palabras, de imágenes, de campañas en redes sociales… y, sobre todo, seguir creando productos excelentes y tener un buen soporte digital para poder atender a la demanda y seguir creciendo por ahí.
Parece obvio que The Singular Olivia ha podido capear la pandemia gracias a la digitalización en la que ya había trabajado…
Fue un gran examen de las cosas que había hecho bien antes: si no hubiera tenido la web, no habría sido capaz de sacarla adelante en pandemia; si no hubiese tenido productos buenos ya fabricados y una marca reconocida, ahora mismo no habría podido conseguirlo, tanto por el momento personal como por el contexto social.
¿Cuáles son las principales trabas que has encontrado a la hora de emprender?
Tres cosas. En primer lugar, la burocracia, que es terrorífica: es increíble que se manipule de tal manera el estatuto de los trabajadores autónomos. En segundo lugar, ser mujer dentro de este estatuto. Y, en tercer lugar, ser madre mujer dentro de este estatuto.
En España resulta muy pesado emprender por el papeleo, por los trámites sanitarios que has de resolver cuando quieres lanzar un producto cosmético, por los requisitos en el ámbito industrial si hablamos de las velas, por los registros de marca…
Todos los pasos que hay que seguir me parecen genial, pero el tiempo y la dificultad que implican me resultan absurdos: parece que no quieren que hagas nada y que no salgan adelante los nuevos proyectos.
De todo el universo The Singular Olivia, ¿cuál es el producto estrella?
Históricamente, nuestro jabón de Mojito es algo mítico y la gente viene a comprarlo con recuerdos. Mis productos no son del día a día, pero sí de ocasiones especiales: veo cómo la gente vuelve a utilizar mi jabón cuando se va de vacaciones, o cuando empieza la Navidad, o cuando lo va a regalar… Son momentos muy guays y la rueda de los recuerdos está empezando a girar a nuestro favor.
Gente que empezó comprando una vela con nosotros, cuyo aroma le recuerda a una época de su vida, ahora mismo quizá tenga una historia completamente diferente y vuelve a encender esa vela para que le lleve a los recuerdos de aquellos años.
Es muy guay crear olores que van a ser nuestros recuerdos del futuro.
Cuando lanzaste tu proyecto no estaba tan de moda la cosmética orgánica, pero ahora mismo sí hay un boom de este tipo de productos. ¿Qué distingue a The Singular Olivia y hace que elijan tus productos y no otros?
Para empezar, creo que es un campo en el que no compito: se trata de productos diferentes que a cada uno le transmiten unas sensaciones y según el momento necesitas una cosa u otra. Yo defiendo la calidad de los productos: todo el mundo repite porque no hay olores iguales.
Pero el cliente repite, y no es mérito mío, sino de las materias que utilizo. Hay muchos olores de velas que son súper éxito y yo no me he inventado ese olor, sino que ya existía y nadie lo había capturado en forma de vela o de aroma para la casa. Por ejemplo, sé que, en la pandemia, a muchos nos ha ‘salvado’ poder tener una vela con olor, por ejemplo, a bosque húmedo… y ese olor yo no lo inventé, pero es verdad que nadie lo hace como nosotros.
Ni lo cuenta como vosotros, porque una de vuestras grandes diferencias es vuestro storytelling.
Es que esa es la clave para vender por internet. Si fuéramos una startup y quisiéramos petarlo y desaparecer, nos quedamos con el copy nada más: es lo que te hace clicar o comprar, pero lo que te hace repetir y por lo que llevamos nueve años es porque la calidad de nuestros productos es una barbaridad.
El conjunto de todo es la cita perfecta a nivel comercial: haces clic porque la imagen y los textos te llevan a un mundo pero repites porque se ha correspondido con lo que has leído y has podido comparar que la calidad es increíble.
¿Quién es tu público objetivo?
En realidad tengo un target bastante variado, porque tengo productos con una amplia gama de precios: velas desde 14 euros, cosmética desde 6 euros, sprays hidroalcohólicos con aceites esenciales desde 6 euros, hasta velas de 49 euros. Por ahí tengo un amplio espectro.
Es verdad que hay gente que puede tener 70 años y puede venir en busca de nuestras velas, pero la mayoría de nuestros clientes son personas jóvenes que valoran sus momentos especiales con esas velas.
Ahora mismo, con el teletrabajo, se ha empezado a valorar el hecho de hacer un ritual para entrar en el modo de concentración necesario: la gente valora mucho más el tiempo que pasa en casa consigo misma… y estamos desarrollándonos y valorando más actividades individuales como el yoga o la lectura. De pronto no sólo lees: enciendes una vela, te haces un té y disfrutas de tu libro.
Estamos haciéndonos expertos en detalles y en ese hedonismo con pequeñas cosas que marcan la diferencia entre una vida mediocre y una vida bonita.
Comentabas antes que empezaste con un blog y un mail gratuito… ¿recuerdas cuándo compraste el dominio con GoDaddy y creaste la web?
Todo el mundo piensa que empecé online y después abrí la tienda física, pero la realidad es que abrí un showroom (no era una tienda en sí, ni siquiera tuve caja registradora en los tres años que permaneció abierto el local) que no tenía cartel, estaba en una calle a la que era muy difícil llegar, no había tiendas ni bares cerca… Y así fue cómo, esperando a que entrase la gente, empecé a preguntar a otras personas dónde tenían la web y, por el boca a boca, compré el dominio en GoDaddy y fui aprendiendo a montar la página.
De GoDaddy me gustó mucho que era de los pocos que tenía atención personalizada en castellano, de hecho. Y levantar el teléfono y tener gente de guardia es un seguro.
Además, hemos tenido cero problemas a la hora de caídas, mantenimiento, etc.
Conociendo tu historia emprendedora, seguro que algo tienes en mente para seguir creciendo. ¿Puedes contarnos en qué nuevos pasos estás pensando para The Singular Olivia?
Me he quedado con todo lo bueno de la tienda, las clientas y el contacto personal. Si socialmente nos permiten volver a la normalidad, voy a crear encuentros esporádicos para poder presentar productos de manera física y tener una atención personalizada, porque muchas veces vale más poder tomarte un café con tu clienta que dejar que la atiendan otros por ti.
Quiero seguir creando marca por ahí, que la empresa me permita crear experiencias corporativas que me ilusionen a mí y a mis clientas, para seguir transmitiendo los valores y seguir peleando por el tiempo y la autoestima de las mujeres, que es una pelea personal mía.
En el aspecto puramente comercial, hay proyectos a punto de lanzarse: cinco velas nuevas, nuevos productos de cosmética y de otras líneas, como un tarot que está haciendo la diseñadora Laura Pacheco, para utilizarlo como herramienta de autoconocimiento. También ajustaré las fórmulas de los jabones… y renovarlos, que llevan ya muchos años y, como estoy muy agradecida porque siguen gustando mucho, antes de que dejen de gustar prefiero mejorarlos yo.
Para terminar, ¿qué consejo le darías a alguien que esté pensando en emprender?
Que trabaje mucho y que persista. No tengo otro secreto, más que trabajo, horas, horas, horas…
Muchas veces pienso que, después de tanto esfuerzo, las cosas no pueden salir mal.
No podemos controlar una pandemia, o la situación social, pero sí las horas que echas a tu trabajo y tu empeño.