Con un año de andadura, Alex nos enseña con orgullo su estudio de tatuajes. Antes tatuaba en otros sitios, pero ahora tiene su propio espacio.
Tiene clara cuál es su propuesta de valor, lo que le diferencia de los demás: "Hace poco me llegó una señora que le habían tatuado una forma en una zona de la piel que no era la adecuada, eso no puede ser". Por eso él da un trato de calidad, aconseja sobre el tamaño y sobre el espacio.
"Nadie se hace un solo tatuaje, los tatuajes son experiencias". Por eso cuidar a las personas, su trabajo y los materiales es la clave. Él diseña casi todo lo que tatúa.
En su estudio vemos una recepción con una brillante mesa de luz, su logo con neones y un ordenador para terminar los diseños. Dentro, una silla negra y un enorme foco para ver bien mientras tatúa. Él se pone unos guantes negros y da comienzo todo el ritual de empezar un tatuaje.
Mientras monta todo el set de tatuaje, nos cuenta lo importante de la esterilización del espacio y los materiales que utiliza. Su primer tatuaje fue una letra china en el tobillo al salir de la escuela. Ahora, las paredes de Crying Mama Tattoo Parlour están llenas de todos los dibujos que sus clientes ya llevan en la piel.
Crying Mama Tattoo & GoDaddy
"La gente me encuentra por Google, pero necesitaba más, necesitaba una página web". Así fue cómo Alex optó por hacerse una web con el Creador de páginas web de GoDaddy. Con las fotos de sus diseños ya tenía suficiente para convencer a nuevos clientes.
¿Quieres conocer un poco más a fondo la historia de Álex de Crying Mama Tattoo?
1. Preséntate Álex. Queremos conocer un poquito más sobre ti.
Hola, soy Alejandro pero siempre me han llamado Smouk. Nací en Madrid hace 31 años. Practico snowboard desde hace mucho y siempre he paseado por la ciudad con un skate bajo los pies.
Mi verdadera pasión es el dibujo, en todas sus formas; ilustración, diseño, graffiti, escultura 3D... Pero, sobre todo, los tattoos. Un mundo en el que llevo viviendo casi 10 años, 5 profesionalmente. Este último en mi propio estudio.
2. ¿Cómo empezaste en el mundo de los tatuajes? ¿Es algo que te apasionaba ya de niño o te entró el gusanillo más tarde?
Todo empezó cuando me hice el primer tattoo. Tendría unos 18 años, era un diseño que ya existía y el tatuador le dio su toque para que no fuera igual, la tinta, la sangre, la sensación de las agujas… ¡Me engancharon al momento! Pero no fue hasta el segundo cuando fui consciente de este mundo, ya que el tatuador esta vez era amigo de la familia, se sentó conmigo e hicimos el diseño juntos, haciéndome ver el inmenso abanico de posibilidades que hay a la hora de tatuar. Me contó un montón de cosas sobre los materiales y cómo se tatúa. A partir de ahí, hice un curso (el cual no me sirvió para más que tener unas máquinas con las que empezar a pinchar a mis amigos), después de estar practicando por mucho tiempo, pude ser aprendiz de varios tatuadores, a los cuales agradezco mucho su dedicación y consejos.
3. Todavía hay gente que no le acaba de convencer el mundo de los tatuajes, ¿qué les dirías?
Por suerte se ha quitado el estigma que tenían los tatuajes, sigue quedando algo pero con el tiempo pasará. Hace 20 años no sé lo que sería vivir de los tatuajes, pero a día de hoy con lo comercializado que está, es un trabajo del cual se puede vivir. Sigue sin estar bien valorado, al ser algo artístico, como le puede pasar a un músico o un diseñador gráfico, no se ve todo el trabajo, constancia y sacrificio que hay detrás.
El mundo de tatuaje está en continuo crecimiento y expansión y es por eso por lo que apuesto todavía más por él.
A los clientes no trataría de convencerles, ya que el tattoo te tiene que llamar, si no estás seguro, con el paso del tiempo, terminarás cansándote de él. De ahí que también asesore y personalice cada uno de los diseños para acercarme lo máximo posible a lo que el cliente quiere.
4. ¿Cómo se lo tomó tu familia el día que les dijiste que ibas a emprender un negocio por tu cuenta? ¿Y más aún, que te ibas a dedicar al mundo de los tatuajes?
Se lo tomaron bien. Fue una mezcla entre alegría y temor por eso de emprender un negocio propio, pero tuve todo su apoyo. Ya llevo unos cuantos años en este mundo, siempre me han visto trabajando y colaborando para otros, así que vieron bien que emprendiera mi propio negocio.
5. ¿Cuántos tatuajes tienes? ¿Y cuántos hechos por ti?
Realmente no me he puesto a contarlos… En el brazo, por ejemplo, lo cuento como uno y fácilmente hay unos 10, así que entre 20 y 30 más o menos y hechos por mí 3 o 4 practicando técnicas en ellos y otros hechos por algunos amigos.
6. Seguro que recuerdas el primer tatuaje que hiciste, ¿verdad? Háblanos un poco de él.
Antes lo comenté un poco por encima. Me llevó una compañera de trabajo que tenía en ese momento, apenas tendría 18 años, y ahí estaba yo sin tener ni idea de cómo funciona esto delante del chico que me preguntó que quería hacerme y me quedé en blanco porque era algo en lo que no había pensado… Como estaba ahí, lo quería ya, sin saber que había que pedir cita y demás (ahora sufro a esos clientes como fui yo y los asesoro en todo lo que puedo) y ahí terminé con un tribal rodeando el pezón, ahí sigue como un recuerdo de mi inconsciencia. El tatuador, la verdad, se lo curró todo lo que pudo con lo poco que había, retocó el diseño para que quedara bien y no fuese igual que el flash que había elegido y me coló en el hueco que tenía entre dos citas.
Ahí me di cuenta de la de cosas que me podía haber hecho y fue en cierta medida un punto de inflexión.
7. ¿Algún tatuaje que te negaste a hacer o alguno que merezca la pena contar la historia que hay detrás de él?
Recuerdo un día que entró una mujer en el estudio, enseño una cicatriz que tenía de una operación de peritonitis, la cual se había quedado bastante fea, con una especie de agujero y una enorme queloide (cicatriz con relieve). Me contó el trastorno que era para ella tener eso y lo que le acomplejaba en su día a día, así que juntos vimos qué cosas le gustaban más y las juntamos en un diseño que cubriese su cicatriz. Una rama con florecillas y un pájaro, fue muy gratificante ver a la mujer salir tan feliz del estudio.
8. Confiesa: algo que te mueras por tatuar, pero no encuentras a quien hacérselo.
La verdad que tengo unos cuantos diseños de mis guerreras, que parece que van a tener dueño/a y al final por una cosa u otra se quedan huérfanos de nuevo. Son unas guerreras medievales, un ángel y una mujer demonio. Algún día encontrarán una piel que les adopte.
9. Te acabamos de convencer de crear tu propia web, pero… ¿Por qué no lo has hecho antes? ¿Falta de tiempo? ¿Falta de experiencia? Verás que con el Creador de páginas web esto es coser y cantar.
Justo ambas, ya que no tengo ni el conocimiento ni el tiempo para investigar y crear una. Con vosotros es fácil y predictivo.
10. Y las redes sociales… ¿Cómo crees que han influido en el mundo del tatuaje? ¿Te han ayudado a la hora de atraer a nuevos clientes o ves que cada vez hay más competencia?
Es como todo, bajo mi punto de vista, es un arma de doble filo. Ahora mismo está masificado de tatuadores y de estudios, que por otra parte, me han ayudado a conocer a infinidad de artistas de todo tipo y de todas las partes del mundo; tatuadores, diseñadores, ilustradores, grafiteros, escultores 3D etc… Y también me ayudaron a llegar a un público mayor. Lo malo es que también da lugar a gente que quiere lucrarse de esto sin tener ningún tipo de conocimiento, ni de dibujo, ni de tatuaje, ni de higiene.
Todos hemos tenido un inicio y, la mayoría, en su casa, pero lo que sí que me enseñaron fue a hacer la cosas bien y no jugar con la salud de las personas.
Hay mucha competencia, pero para mí es algo bueno ya que hace que uno tenga que estar en continuo aprendizaje, esforzándose y siempre mejorando.
11. Háblanos de tus retos, ¿dónde quieres que te veamos en un par de años?
Dentro de unos años me gustaría tener un buen equipo de tatuadores para poder atender todas las peticiones de los clientes y también poder ampliar el estudio para anillar. Pero esto solo el tiempo lo dirá…
¡Muchísimas gracias Álex por esta fantástica entrevista!