El ciclo de vida de producto responde a las 5 etapas clave a la hora de definir las estrategias de marketing y ventas para el mismo.
Pero, ¿qué se entiende por ciclo de vida de un producto, y cuál es su utilidad para tu negocio?
¡Vamos a verlo!
¿Qué es el ciclo de vida de un producto?
En marketing y ventas, definimos el ciclo de vida de un producto como las distintas fases por las que pasa un producto desde que se desarrolla y se lanza al mercado hasta que, finalmente, se retira del mismo.
Este concepto realiza un símil con la vida de una persona u otro ser vivo. Es decir, nace, crece, madura y, finalmente, muere.
Por lo tanto, para determinar el ciclo de vida de un producto se definen 5 etapas diferentes, realizando una analogía con el ciclo de vida de cualquier otro ser vivo.
Más adelante, veremos estas 5 etapas diferenciadas. Pero, ¿para qué sirve determinar el ciclo de vida de un producto?
Objetivos del ciclo de vida de un producto
Muy sencillo: su definición es vital para los departamentos de marketing y ventas. Y es que determinar en qué fase se encuentra cada producto es necesario a la hora de:
- Definir una estimación de ventas fiable que permita trazar una estrategia enfocada a unos objetivos coherentes.
- Determinar cuál es el nivel de producción óptimo en función de la fase en la que se encuentre dicho producto y, por lo tanto, de la demanda estimada. De esta manera, la empresa evita incurrir en inversiones elevadas o en malas gestiones del stock.
- Definir la estrategia de comunicación y el plan de marketing adecuado para cada producto.
- En base al estudio del mercado y al ciclo de vida del producto, las empresas pueden tomar decisiones estratégicas para mejorar los resultados. Por ejemplo, relanzar el producto, incluir nuevas funcionalidades o, por el contrario, retirarlo definitivamente.
¿Por qué finaliza el ciclo de vida de un producto?
Vivimos en un mercado en constante evolución: nacen nuevas necesidades, se lanzan nuevos productos al mercado, los consumidores tienen en cuenta otros factores a la hora de realizar una compra que, anteriormente, no se habían contemplado, etcétera.
Así que, a día de hoy, podemos decir que un producto puede retirarse del mercado por tres factores diferentes:
- Por ejemplo, los productos veraniegos como hinchables de playa, prendas de moda estacionales como las chanclas, etcétera.
- Por ejemplo, los típicos gadgets que tienen un pico de compras elevado en un inicio para, posteriormente, quedar relegados al olvido.
- El lanzamiento de nuevos productos que cubren las mismas necesidades puede suponer el fin del ciclo de vida del producto en sí. Por ejemplo, los busca, tan famosos en los años 90, quedaron en desuso gracias a los teléfonos móviles y al envío de SMS. Que, por cierto, gracias a los smartphones y a las apps de mensajería instantánea como WhatsApp tienen un uso residual -generalmente, ligados a campañas de marketing- en la actualidad.
Las 5 etapas del ciclo de vida de un producto
Estas son las 5 fases del ciclo de vida de un producto:
Es decir, cada una de las etapas por las que pasa un producto desde que es lanzado al mercado hasta que, finalmente, se retira del mismo.
Vamos a verlas en detalle cada una de ellas.
Desarrollo
La empresa detecta una necesidad o la existencia de un producto que cubre cierta necesidad de su público objetivo y que, a su parecer, puede mejorar en algún aspecto.
En la fase de desarrollo del producto, la empresa debe:
- Determinar cuál es el diseño más apropiado, atendiendo también a cuáles son los materiales más adecuados para su fabricación en función de la estrategia que se quiera seguir: diferenciación, precio, etcétera.
- Definir qué requisitos indispensables debe tener el producto para satisfacer con éxito las necesidades de su público objetivo.
- Preparar el mensaje que se quiere comunicar a la hora de lanzar este producto, cómo se va a realizar desde los equipos de marketing y ventas y a través de qué canales se va a trasladar dicha comunicación a sus potenciales clientes.
De manera general, las empresas suelen optar por el desarrollo de un producto mínimo viable. Es decir, aquel que reúne las condiciones básicas para salir al mercado sin recurrir a una gran inversión.
Así, las empresas pueden testear cuál es su acogida por parte del mercado, recoger el feedback necesario y determinar si merece la pena invertir en desarrollar el producto con todas las características.
En esta fase, los ingresos son nulos y los gastos son elevados..
Introducción
En esta etapa, se lanza el producto al mercado. Por lo tanto, la mayor parte de los esfuerzos de la empresa en esta fase irán destinados a crear estrategias que permitan aumentar su notoriedad y llegar a más consumidores. Es decir: en darlo a conocer.
En esta fase, los beneficios son bajos y la inversión se centrará en acciones de marketing y comunicación con el fin de incrementar su visibilidad y moverlo en el mercado.
Estrategias en la fase de introducción
Las estrategias definidas en esta fase de introducción vienen determinadas por el posicionamiento del producto y el presupuesto que se tenga para realizar las acciones de comunicación.
Así, podemos distinguir entre 4 estrategias habituales en esta segunda fase:
- Productos con un precio elevado en los que se realiza una alta inversión de comunicación -agitación rápida-.
- Artículos con un precio elevado para los que no se cuenta con el presupuesto para realizar una inversión potente en acciones de comunicación -agitación lenta-.
- Productos de precio bajo para los cuales se realiza una alta inversión de comunicación -estrategia de penetración rápida-.
- Artículos de coste bajo para los cuales se invierte una baja cantidad en acciones de marketing y ventas -estrategia de penetración lenta-.
Sea cual fuere la estrategia, los esfuerzos de comunicación deben ir centrados tanto a potenciar la visibilidad del producto como a comunicar de manera clara cuáles son los beneficios que este puede reportar a los consumidores.
Crecimiento
Si el producto supera la fase de introducción, supone que ha tenido una buena acogida y tiene posibilidades para mantenerse en el mercado.
Los consumidores conocen el producto en expansión en el mercado, y comienza a resultar rentable. Y esto solo puede significar una cosa: pueden surgir nuevos competidores.
Por lo tanto, en esta fase de crecimiento los esfuerzos de la empresa van dirigidos a garantizar esta supervivencia del producto en el mercado, tanto llegando a nuevos consumidores como fidelizando a los clientes actuales.
Para ello, hay distintas estrategias:
- Mejorar la calidad del producto y las funcionalidades que ofrece a sus clientes.
- Realizar una inversión cuantiosa en acciones de comunicación que potencien la imagen de marca.
- Aprovechar las oportunidades que ofrece disfrutar de una economía de escala y vender el producto a un precio más bajo para llegar a más clientes.
- Abrir nuevos canales de venta. Por ejemplo, a través de una tienda online propia o un Marketplace.
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Madurez
Cuando un producto llega a la fase de madurez, sus ventas se estabilizan.
En esta etapa, las estrategias de la empresa irán dirigidas a:
- Atender y satisfacer las demandas del público ligadas al producto en sí, incluyendo nuevas funcionalidades en el producto en caso de que sea necesario.
- Fidelizar a los clientes existentes y llegar a nuevas cuotas o segmentos del mercado. Por ejemplo, mediante una expansión territorial.
- Posicionarse por encima que otras empresas de la competencia, convirtiendo a la marca en un referente en el sector. Acciones como organizar eventos específicos sobre el campo de especialización del negocio o realizar investigaciones de mercado en base a los productos que ofrece la empresa pueden ser útiles en esta etapa.
Declive
Esta es la última etapa de vida de un producto y, también, la más temida por las empresas. En esta fase, se produce un descenso notable de las ventas y el producto deja de ser rentable para la corporación.
Anteriormente hemos visto cuáles son los motivos que pueden hacer que un producto entre en la fase de declive.
¿Pero qué se puede hacer cuando un producto entra en la fase de declive? Vamos a verlo a continuación.
¿Cómo alargar el ciclo de vida de un producto?
Como hemos adelantado, el ciclo de vida de un producto es limitado. Sobre todo, el de los productos tecnológicos, un sector en constante evolución.
Sin embargo, hay ciertas acciones que nos pueden ayudar a la hora de alargar el ciclo de vida de un producto. Vamos a ver cuáles son:
- Incluir nuevas funcionalidades en el producto, modificando su diseño o mejorando la calidad de sus materiales. Es decir, renovar el producto con el fin de ofrecer una versión mejorada del mismo y permanecer así más tiempo en el mercado.
- En aquellas ocasiones en las que el producto haya quedado obsoleto, sustituirlo por otro que cubra la misma necesidad pero con las nuevas demandas del mercado puede ser una muy buena opción.
- Lanzando un producto complementario al que ya existe en el mercado.
Si bien es cierto que estas estrategias son válidas a la hora de alargar el ciclo de vida de un producto, las empresas también deben tener la capacidad para decidir si su retirada resulta más rentable.