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Los cambios que deben hacer las redes sociales para adaptarse a las nuevas generaciones

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Juan Diego Polo

Cuando pensamos en cómo usa Internet la nueva generación descubrimos rápidamente un ingrediente omnipresente en toda interacción: la inmediatez.

La velocidad se ha hecho tan común en las experiencias que tenemos con la tecnología que, de la misma manera que los adultos lo consideramos un avance, los más jóvenes lo consideran algo natural, necesario, impensable de otra forma. Igual que nos cuesta imaginar un hogar sin lavabo, o una cocina sin agua corriente, la nueva generación no consigue imaginar un mundo sin internet, sin conocimiento en la palma de la mano en pocos segundos.

Eso implica muchas cosas, implica muchos cambios por parte de quien desarrolla aplicaciones, implica cambios en quien las almacena, implica cambios en las plataformas de distribución de contenido, implica cambios en la forma de divulgarlas… implica cambios en todos los pasos relacionados con el desarrollo de un producto.

Si nos centramos en las redes sociales, verificamos que hay algunos puntos básicos deseados por los más jóvenes para que puedan atraer su atención:

  • Han de ofrecer un sistema de comunicación integrado que sea rápido y eficaz. Un “WhatsApp” dentro de cada red que ofrezca la posibilidad de compartir información privada con otras personas.
  • Han de garantizar privacidad, una opción para que quede claro con quién se está compartiendo el contenido.
  • Han de ser divertidas, redes que permitan incluir stickers, que ofrezcan música, que faciliten la generación de memes.
  • Han de ayudar a crear una comunidad, a tener seguidores, a destacar la creatividad de cada individuo para que se sienta único dentro de un entorno saturado por miles de personas.

Pero hay más, hay muchos otros puntos que, sin ser tan llamativos, deben incluirse en las redes de los próximos años para que las nuevas generaciones puedan sentirlas propias.

Para qué usan los diferentes tipos de usuarios las redes

Para entenderlo mejor es importante analizar qué buscan los usuarios en cada red:

  • En Facebook los adultos buscan informarse sobre lo que hacen sus amigos y algunos lo usan también para obtener información de algunas páginas y medios. Los adolescentes prefieren evitar esta red para no mezclar su información con la de sus padres.
  • En Instagram se busca inmediatez, posibilidad de navegar por historias de amigos con un solo click, subir fotos y vídeos en pocos segundos y mantener cuentas privadas en cualquier momento, sin preocuparse con la indexación de contenido. Se busca también un canal de comunicación eficaz.
  • En TikTok se busca entretenimiento, efectos especiales, música, popularidad.
  • En WhatsApp se busca un canal de comunicación rápido, aunque cada vez es menos usado por los más jóvenes, que prefieren continuar en Instagram para evitar depender de un chip con número de teléfono.

Como es posible ver, estamos en un mundo en el que parece que hay que tener una app para cada cosa y eso es algo que poco a poco está muriendo.

Un asistente virtual que lo alcance todo

Los desarrolladores de asistentes virtuales lo tienen claro. Quieren ofrecer un canal de comunicación único para ofrecer información variada, quieren ser los protagonistas a la hora de reservar hoteles, de divulgar las noticias del día, de hacer cálculos, de divertir al personal, de hacer compras online… quieren ser “la app que las controla a todas”, quieren que dentro de cinco años no sea necesario tener veinte apps cuando una sola, un asistente, puede ofrecer todo de forma inmediata, aunque sea accediendo a los datos internos de las mencionadas veinte.

Las redes sociales deben enfocarse en este sentido. Deben integrarse con otras plataformas para que los más jóvenes puedan encontrar trabajo en su red, puedan mostrar su talento en su red, puedan realizar entrevistas en su red, puedan encontrar al amor de su vida, a su grupo de amigos, el hotel adecuado, el billete de avión de oferta… su red social tendrá que incluir toda la información posible, en caso contrario los asistentes virtuales ocuparán su espacio.

Hoy en día vivimos en la fiebre de Instagram: fotos, mensajes, vídeos e historias, pero las fiebres pasan y otros serán más rápidos ofreciendo lo que otros no supieron ofrecer.

Facebook lo sabe, le faltaron reflejos y tuvieron que acabar copiando las funciones de Snapchat en Instagram para mantener a los usuarios y ganar a otros cuantos. Esos reflejos siguen faltando y mientras las plataformas individuales evolucionan, las redes sociales siguen limitándose a lo mismo: fotos, mensajes, vídeos e historias.

Un “dime las ofertas de trabajo del día”, o un “quiero viajar en agosto y gastar menos de 300 euros”, será suficiente para que dentro de poco tiempo una sola app, una sola plataforma, un solo asistente, un solo “algo”, se encargue de saciar las necesidades de una generación que entiende lo que es Internet mucho mejor que muchos adultos.

Entonces, qué es lo que viene

La red social del futuro, la definitiva, no será una red social tal y como la entendemos, será un corazón único con toda Internet dentro y no estamos tan lejos de verlo, de tenerlo en nuestras casas. Amazon, Google, Apple y Microsoft participan de una carrera en este sentido y Facebook se ha quedado mirando con sus apps cada vez más “tradicionales”.

En realidad no se trata de un cambio en la forma de pensar de las personas y sí de una vuelta a los orígenes. El click del ratón no es natural, lo que sí es natural es la interacción con la voz, la inmediatez de preguntar y obtener respuesta. Así ha sido durante gran parte de la historia, pero los adultos ya nos hemos acostumbrado a esperar por algo que, en realidad, nunca ha esperado: el flujo de información.