En algún momento de nuestra vida, probablemente todos soñamos con ser nuestro propio jefe. Ya sabes, apostar en vez de seguir órdenes o ser el gran autor de esa gran idea. No importa lo que te empuje a abandonar tu trabajo actual de 9 a 5 de la tarde, ya sea la sexta taza de café que te tomes o simplemente la falta de motivación en tu trabajo actual, puede ser el momento perfecto para pensar seriamente qué es lo que necesitas para ser tu propio jefe.
Convertirte en tu propio jefe no significa que tu vida laboral vaya a ser más fácil: eres responsable, ya sabes, del trabajo. Y sí, aunque puedes conseguir esto en pijama mientras te tomas un café con leche, hay una serie de cosas a tener en cuenta antes de dar el paso y emprender tu propio negocio.
Si alguna vez no has podido dormir en toda la noche preguntándote si tienes o no lo que se necesita para ser tu propio jefe, este test está pensado para ti. Responde a estas 10 preguntas para ver si estás preparado mental, financiera y emocionalmente para ser tu propio jefe. Luego, sigue leyendo para ver cómo podemos ayudarte a convertir tus sueños en realidad.
¿Tienes lo que se necesita para ser tu propio jefe?
¿Cuál fue el resultado? ¿Estás listo para dar el gran salto o todavía es un poco pronto? Hablemos sobre algunos aspectos clave para asegurarnos de que tengas todo bien atado antes de despedirte de tu actual trabajo.
Expectativas de carga de trabajo
Si crees que ser tu propio jefe significa dormir hasta las 10 de la mañana, comer tranquilamente y acabar a las 4 de la tarde, es posible que estés subestimando la carga de trabajo que conlleva tener tu propio trabajo. En serio, realmente lo estás infravalorando.
El hecho de que ya no tengas jefe no significa que no tengas que responder a tiempo a nadie, ya sea a ti mismo a tus clientes.
Sí, puede haber un cierto nivel de glamur asociado a trabajar en pijama. Y, si puedes, ve a por ello. Pero también ten en cuenta que estarás muchas noches y fines de semana trabajando y turnos que no van a ser de nueve a cinco. En realidad, es muy probable que termines trabajando más de lo que pensabas.
Ser tu propio jefe significa trabajar más, pero lo haces por tu pasión. Y luego te darás cuenta de que el día a terminado y en la siguiente mañana tienes que volver a empezar. El pijama y el café, imprescindibles.
La mentalidad de jefe
La posibilidad de convertirte en tu propio jefe significa que puedes tomar la dirección. Estás al cargo de la innovación, las ideas, pero también de los riesgos. Incluso con toda la planificación más cuidadosa del mundo, no hay forma de detectar cada obstáculo o un cambio repentino de la marcha de tu negocio.
Tomar la iniciativa, adaptarse al cambio, aceptar riesgos: estos son todos los componentes clave de ser un empresario. Si alguna de estas cosas te asusta o te pone nervioso, entonces deberías reconsiderar tu deseo de ser tu propio jefe.
Ojo, no estoy diciendo que tengas que estar tranquilo y sereno las 24 horas del día. Es probable que haya cosas que te estresen (de lo contrario, serías un robot, que estaría genial). Se trata de cómo gestionas los cambios repentinos y te levantas para mantener tu idea viva.
Plan de negocios
Tener la idea en tu cabeza es solo el primer paso. Aunque creas que los food trucks sean lo mejor que se ha visto desde que se inventaron las rebanadas de pan, abandonar antes incluso de prestar atención a los detalles (hacerse con el camión, saber cómo tener en regla la documentación y los impuestos, costes del negocio, etc.) es una decisión peligrosa.
Cualquier tipo de negocio, sin importar el tamaño, necesita un buen plan de negocios.
¿Qué tipo de negocio quieres emprender? ¿Has investigado el mercado? ¿Sabes quiénes serán tus clientes objetivo? ¿Qué pasa con los aspectos legales? ¿El marketing? ¿Qué tipo de personalidad jurídica vas a adquirir? Y, por supuesto, ¿y la financiación? Hablando de eso...
Finanzas, tanto personales como de negocios
Cuando ves que algunas empresas fracasan, es fácil ver que las finanzas desempeñan un papel clave en el éxito de tu negocio.
Aunque no es necesario utilizar fondos personales para emprender un negocio (y si lo haces, también puede ser una buena idea), echar un vistazo a cómo gastas cada euro que ganas es un buen indicador para determinar si estás preparado para empezar y convertirte en tu propio jefe:
- ¿Cuánto de ahorrador eres?
- ¿Prefieres salir de noche o que tu cuenta bancaria siga creciendo?
- ¿Eres consciente de cómo gastas el dinero?
- ¿Utilizas un planificador de gastos?
- ¿Tienes dinero suficiente como para sobrevivir una época sin tener ingresos?
¿Qué tipo de respuestas obtienes tras hacerte estas preguntas? Si eres de los que gasta bastante, no estás muy seguro en qué te gastas el dinero y no planificas tus gastos, tienes que cambiar estos hábitos. Cuando se trata de dirigir tu propio negocio, es imprescindible conocer cómo fluye y hacia dónde va tu dinero.
Con respecto a tu inversión inicial, tienes varias opciones:
- Autofinanciación. Tal vez has estado ahorrando estos últimos años y eso es genial.
- Inversores: Muchos recurren a familiares o amigos con una nueva oportunidad de negocio, pero también pueden ampliar el círculo e incorporar inversores ángel o formar asociaciones estratégicas.
- Créditos: También puedes pensar en hacerte con un préstamo para poner en marcha tu empresa.
- Crowdfunding. Hay muchas plataformas de crowdfunding, y es posible que obtengas los recursos que necesitas para poder empezar.
Tanto si eliges un crédito tradicional o buscas otras alternativas más modernas, la financiación es un aspecto clave a la hora de empezar un negocio. Si quieres ser tu propio jefe, tienes que saber manejar tu dinero.
En conclusión
Existen un montón de cosas a tener en cuenta cuando se empieza un negocio, y la clave está en no asustarte y seguir tu pasión. Crea una checklist y marca los qué aspectos vas cumpliendo a medida que avanzas (reconócelo, tachar tareas pendientes es gratificante). Empieza con un nombre y registra tu dominio, porque aunque todavía no estés listo para empezar o sacar tu negocio a la luz, proteger tu marca es clave.
¿Entonces, a qué esperas? ¡Sé tu propio jefe!