Cuando navegamos por Internet estamos acostumbrados a obtener información de manera prácticamente inmediata después de solicitarla desde el navegador, sin pensar demasiado en todo lo que ocurre “por detrás” para que eso sea posible.
El laberinto que recorren los bits desde que buscamos una web hasta que leemos su contenido, es realmente apasionante y, a medida que pasa el tiempo, el proceso se va haciendo más y más transparente, por lo que vale la pena recuperar la información de qué es lo que le pasa a un bit cuando circula por Internet.
Direcciones IP
Al escribir una dirección en Internet lo primero que hace el sistema es hacer una pregunta al servidor DNS, un servidor encargado únicamente de una cosa: transformar dominios del tipo www.ejemplo.com en direcciones IP del tipo 88.19.223.200. Estas últimas son las direcciones necesarias para que comience el viaje. El servidor DNS ya está indicado en las configuraciones de red de nuestro ordenador, móvil, tableta… pero puede cambiarse en cualquier momento. Podemos indicar que el servidor DNS sea el de Google, el de nuestra operadora o el de openDNS. Todos ellos funcionan de la misma manera. Reciben un nombre y devuelven una dirección IP.
Aquí comienza el viaje, cuando la solicitud empieza a ir de punto en punto hasta encontrar el servidor donde está alojada la página buscada. Así es, no es un camino directo y basta con escribir en la consola de comandos de nuestro PC algo como tracert www.godaddy.com para ver la cantidad de saltos que se van dando hasta llegar al hosting donde se encuentra la página en cuestión.
Estos saltos son lógicos, ya que no hay ningún lugar que centralice toda la información relacionada con dónde se encuentra cada página web de Internet. El comando tracert envía paquetes a un destino, pidiendo a cada router de Internet que responda cuando pase el paquete, lo que ayuda a ver el camino tomado hasta llegar al destino. Cuando se cambian las configuraciones de un dominio es necesario que la nueva dirección IP se replique por todos los routers del mundo (algo que puede llegar a tardar hasta un par de días), de forma que esa información la conozcan todos los puntos responsables del tráfico de los datos en la web.
Peticiones, respuestas, paquetes de datos...
Una vez se llega a dicho destino, después de todos los saltos entre roteador y roteador, se envía un mensaje de petición al servidor pidiendo una copia de la página web solicitada. Será el servidor, en el hosting contratado por el responsable de la web, quien se encargará de la respuesta, siendo responsable por aprobar dicha petición en caso de que todo esté correcto. Hay varios códigos de respuesta que indican desde éxito, hasta página no encontrada, y son esos códigos los que tienen que ser interpretados por el navegador de origen para dar una respuesta al usuario.
Al aprobar la petición, comienza la respuesta esperada y se enviarán los datos de la web en pequeños paquetes de datos que el navegador original tendrá que reunir para formar la web completa. En esos paquetes de datos está el código HTML, con los textos, vídeos, fotos y demás componentes que forman una web actual.
Trazabilidad de los datos
Conocer esta información es muy útil, ya que una vez se identifica el recorrido que realiza la información, es más fácil saber dónde puede estar el problema cuando una web no carga:
- El módem de origen, el que se encuentra en nuestra casa u oficina, no funciona, por lo que no se realiza la pregunta al servidor DNS para transformar el nombre del dominio en dirección IP. Este es un caso clásico de modem desenchufado o cable de fibra óptica desconectado.
- El servidor DNS tiene algún problema y no consigue obtener la dirección IP de la web que queremos. Para solucionarlo podemos cambiar de servidores DNS en la configuración de red de nuestro dispositivo. Es importante tener servidores DNS de alguna compañía de prestigio internacional, para evitar que los datos tarden más en ser devueltos.
- Alguno de los routers del camino no consigue procesar la información. Esto es poco probable, ya que cuando un punto del camino deja de funcionar, se suele buscar otro punto alternativo para llegar al destino, pero siempre puede ocurrir algún problema global que impida el paso de información.
- El servidor devuelve algún mensaje de error al recuperar una copia de la web. Esto puede ocurrir tanto por problema de hardware del propio servidor, como por errores en el código de la web, en la caché o en algún otro software responsable por la emisión de los paquetes hacia el navegador. Es en este punto donde es necesario entrar en contacto con el responsable por el dominio, ya que el problema está en su parcela o en la del hosting contratado.
- El navegador no consigue restaurar los paquetes recibidos por el servidor. Puede existir algún problema en el navegador que impida la reconstrucción de la página, algo que se suele solucionar simplemente reiniciando el navegador.
Aunque estos son los pasos básicos y los errores más comunes que pueden ocurrir, el laberinto de información puede ser mucho más amplio, entrando en juego conceptos como CDN, AMP y demás variables muy usadas en la Internet actual.