La era del Big Data ha arribado a la política y debemos observar con detenimiento qué consecuencias -buenas y malas- traerá a la sociedad.
En las próximas semanas y durante el próximo año se realizarán varias elecciones importantes en todo el mundo: sobre todo las que ayudarán a elegir al próximo presidente de México en 2018. Ante ello, la era del Big Data se ha convertido en parte importante para la creación de marketing político que ayude a los candidatos a ganar espacios en diversos medios digitales.
La era del Big Data en la política
La mayoría de los partidos políticos ya tienen campañas en marcha para ayudar a influir en las opiniones y decisiones de votación, lo que plantea la pregunta:¿cómo es que los candidatos y sus equipos utilizarán el Big Data para ayudarles a obtener una ventaja competitiva?
Desde la reelección de Barack Obama en 2012 ha quedado claro que el Big Data se ha convertido en una de las principales armas en el arsenal del marketing político. Los líderes de campaña han demostrado cómo manejar los grandes datos para la micro-selección de votantes, mejorando drásticamente la eficiencia de la recaudación de fondos, anticipando las demandas de los electores y refinando sus mensajes para hacer frente a esas necesidades.
A largo plazo, el uso de las redes sociales para extraer el sentimiento de los votantes ha hecho de las campañas políticas tradicionales una cosa del pasado.
Los candidatos han llegado incluso a diseñar aplicaciones que ponen a prueba el conocimiento de los votantes sobre los problemas apremiantes que enfrenta el país y los retos futuros para que participen más en el diálogo.
Al mismo tiempo, las campañas y los debates políticos están provocando un montón de charlas en todas las redes sociales, a través de las cuales los votantes pueden participar en discusiones entre iguales, lo que también puede ayudar a determinar por cuál candidato para votar.
La elección del líder adecuado puede ser un proceso largo y difícil que a menudo requiere una extensa investigación y filtrado de información de varias fuentes de datos, para verificar que el candidato realmente tiene las credenciales adecuadas para guiar al país en la dirección correcta.
El gobierno de Barack Obama introdujo la noción de mayor transparencia gubernamental, abriendo el acceso a una gran cantidad de información con el fin de arrojar luz sobre las acciones del gobierno.
No sólo los ciudadanos ahora pueden ver la data sobre los presupuestos federales actuales y futuros y compararlos con los presupuestos anteriores. Incluso había una lista de todos los salarios de los empleados de la Casa Blanca; información sobre donantes de partidos y más.
Además de la meta de tener más transparencia gubernamental, esperando lograr una mayor confianza social, la premisa era también alentar una mayor participación ciudadana con el gobierno.
Pero incluso más allá de las comunicaciones con los ciudadanos, los científicos de datos de la Casa Blanca han sentado las bases para una nueva forma de encontrar respuestas nunca antes vistas a los problemas sociales y económicos, basados en el análisis de diversos conjuntos de datos. Desde el transporte y la infraestructura hasta la lucha contra el crimen o el fraude, los resultados positivos obtenidos gracias a las herramientas digitales están ayudando a los líderes políticos a erradicar diversos desafíos sociales.
Además, en un momento en que las proyecciones de las encuestadoras son cada vez más cuestionadas (como fue el caso con la votación británica sobre Brexit y la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos), el Big Data puede proporcionar una visión más precisa y completa de los resultados probables sin muestras representativas.
Un proyecto realizado por Wei Wanga, del Departamento de Estadísticas de la Universidad de Columbia, y Sharad Goel y David Rothschild, de Microsoft Research, mostraron que las herramientas del Big Data son prometedoras no sólo para la previsión electoral, sino también para medir la opinión pública sobre una amplia gama de aspectos sociales, problemas culturales y aprovechar para dar un acercamiento a cómo enfrentarlos de mejor manera
A medida que un creciente número de votantes están pidiendo una mayor transparencia del gobierno y un nuevo enfoque de la política, el Big Data puede ayudar a proporcionar un acceso más directo a la confianza ciudadana para que los funcionarios del gobierno puedan estar más en sintonía con las demandas de los ciudadanos.
Además, al sumar el desarrollo tecnológico para el análisis del Big Data, se pueden crear estrategias de campaña personalizadas y dirigidas, sobre todo a los nuevos votantes, que son aquellos que comienzan a tener derecho de ir a las urnas, y quienes son ya en muchas ocasiones nativos digitales.
Lo que se dice en las redes sociales es un termómetro de los aciertos y errores de los actuales políticos, por lo que los próximos candidatos deben observar y analizar los grandes volúmenes de datos para saber el sentir de la sociedad y de esa manera ganarse su confianza. Todo ello en pro del marketing político. La oportunidad está ahí, solo hay que invertir un poco.